sábado, 8 de agosto de 2015

Salud humana y medio ambiente.-


Cuando se afirma que las cuestiones relativas al ambiente son, esencialmente y en realidad, cuestiones relativas a la Vida, a nuestra altura histórica, la referencia debe entenderse hecha a la integridad del fenómeno  vital,  a la vida del Planeta, de todas las especies y de todos los dominios o reinos de la Biología.

No obstante, en el campo del Derecho,  sigue siendo una verdad indiscutida, que en el centro o núcleo de la protección ambiental, en cuanto máximo nivel de imperatividad protectoria, bajo categorías como orden público, jus cogens o, aún, Derecho Natural, según los ámbitos normativos, se encuentra el contorno en que los fenómenos ambientales afectan  la salud humana. Ello es un derivado del innegable antropocentrismo que exhibe la visión todavía hegemónica dentro del Paradigma  holístico ambiental positivizado a nivel del Derecho Internacional y del Derecho Comparado, como alternativo a las visiones biocéntricas o ecocéntricas dentro del mismo Paradigma. Visión antropocéntrica que ha tenido un espaldarazo  trascedente en la Encíclica "Laudato Si". Allí  el Papa Francisco, a punto de partida de la afirmación tajante de que los hombres "(o)lvidamos que nosotros mismos somos tierra" y que (n)uestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da aliento y su agua nos vivifica y restaura", recuerda luego que San Juan Pablo II llamó a "salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana" y comienza su  "recorrido …por aquellas cuestiones que hoy nos provocan inquietud y que ya no podemos esconder debajo de la alfombra", para "tomar dolorosa conciencia", precisamente por los temas de contaminación y cambio climático y especialmente por la contaminación, la basura y la cultura del descarte. Y en el comienzo mismo de su enseñanza, coloca la dignidad de la persona humana y su salud, aunque desde luego no en contra de la naturaleza sino en solidaria perspectiva universalista que separa esta visión de los antropocentrismos reduccionistas, utilitarios o de dominación.  Enseña el Papa: "Existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras. Se enferman, por ejemplo, a causa de la inhalación de elevados les de humo que proceden los combustibles que utilizan ´para cocinar o calentarse. A ello  se suma la contaminación que afecta a todos, debida al transporte, al humo de las industrias, a los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación  del suelo y de las aguas, a los fertilizantes,  insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general…".

La contaminación, la depredación, la destrucción son las primeras palabras con que designamos los fenómenos que, a la altura de los años 60 del siglo pasado, descubrieron al mundo la problemática ambiental, o sea el deterioro, tal vez irreversible ya, de los ecosistemas, de los procesos básicos planetarios, de los equilibrios necesarios a la vida planetaria, acelerados y profundizados por la acción humana en muchos casos y en otros, los más deletéreos, directamente causados por los estilos de "desarrollo" imperantes. No en vano son también las palabras condenadas irremediablemente a la ilicitud por el texto fundacional de la constitucionalización del Paradigma ambiental en Uruguay.  Fueron los fenómenos que dieron base a la denuncia de la crisis ecológica por el Papa Pablo VI en la Carta Apostólica Octogesima Adveniens y son las que se erigen en pórtico de la vía dolorosa que Francisco emprende para describir lo que está pasando a nuestra casa común, vía que culmina, bajo  el signo de la esperanza en un  futuro mejor, en el Reino de justicia, de paz, de amor y de hermosura, con la propuesta de salvación en un "ecología integral" que incorpora claramente las  dimensiones humanas y sociales."

Por estos días, desde una fuente científica de máxima seriedad se conocen datos que corroboran esta vinculación entre salud humana y crisis ambiental. Así surge de una investigación llevada a delante por investigadores de la Universidead de Edimburgo y que ha divulgado Carmen Fernández, experta en comunicación social en el BID, y que se publicó en la versión virtual del El Observador de Montevideo (http://blogs.elobservador.com.uy/caminoaldesarrollo/post/2071/lo-que-causa-derrames-y-no-lo-sabes/) y que reproducimos a continuación:

 

Lo que causa derrames y no lo sabes

LA POLUCIÓN PUEDE PRODUCIR ENFERMEDADES TAN SERIAS COMO LOS ACCIDENTES CEREBROVASCULARES Y LA ANSIEDAD

 

Por Carmen Fernández, experta de comunicación en el BID. Anteriormente ha trabajado en la Cadena SER y en la Embajada de España en Estados Unidos. Además es Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y tiene un máster en Dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Protocolo por ESERP Business School.

La imagen que me producían esos charcos tan grandes y llenos de agua donde poder refrescar mis pies era demasiado tentadora para evitar hacerlo. Yo era pequeña, como todos los somos alguna vez, y mojar mis pies en los charcos una de mis pasiones. Sin embargo, ¡y cómo no!, siempre estaba mi madre por detrás gritándome "¡deja de hacer eso! ¡Te vas a enfriar si te mojas los pies con los zapatos puestos!". Como estas frases, muchas más: ponte el abrigo, cómete la fruta… Y es que desde edades muy tempranas nos enseñan a cuidarnos, a proteger nuestra salud. Cómo no, de adultos, y para no disgustar a esas madres que tanto nos aleccionaron, la salud nos preocupa, sin embargo no siempre somos capaces de ver qué es lo que nos afecta y perjudica. Por ejemplo, ¿han pensado alguna vez que la contaminación puede afectarnos hasta tal punto de estar relacionada con la ansiedad o con los derrames cerebrales? ¿No? Pues recientes investigaciones demuestran que tiene mucho que ver…

"La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería" así arremetía hace unos días el Papa Francisco contra la polución en su "Laudato si". Unas palabras que aparte de haber ocupado muchos titulares en la prensa, han sido aplaudidas por el Secretario General de Naciones Unidas, el mismísimo Ban Ki-Moon. Unas palabras que además mucho tienen que ver con la actualidad, ya que recientes investigaciones han demostrado que la polución puede producir enfermedades tan serias como los accidentes cerebrovasculares y la ansiedad.

Así lo publicó un grupo de investigadores de la Universidad de Edimburgo al encontrar una asociación entre las personas que ingresaban en los hospitales por haber sufrido un accidente cerebrovascular y las que habían estado expuestas a aire contaminado durante un período corto de tiempo. El estudio, que se llevó a cabo a través de revisiones sistemáticas y meta-análisis, recopiló información de más de 28 países de todo el mundo.

Los autores del mismo concluyeron que las sustancias contaminantes que tienen más probabilidad de estar asociadas al ingreso en el hospital o incluso con la muerte por derrame cerebral son:

-Monóxido de carbono (1.5% aumento de riesgo por 1 ppm o partes por millón)

-Dióxido de azufre (1.9% por 10 ppb o partes por billón)

-Dióxido de nitrógeno (1.4% por 10 ppb)

La correlación entre derrame cerebral y contaminación puede hallarse en que, según otras investigaciones realizadas anteriormente, la polución puede afectar a las células que recubren los vasos del sistema circulatorio, teniendo como consecuencia un aumento de la actividad del sistema simpático. Esto, a su vez, genera la constricción de los vasos sanguíneos (se disminuye su diámetro), lo que provoca un incremento en la presión arterial y restricción de flujo sanguíneo a los tejidos, aumentando así el riesgo de trombosis. Los trombos pueden causar oclusión de arterias cerebrales, lo que origina el accidente cerebrovascular; por otro lado, la presión arterial alta también provoca ruptura de los vasos sanguíneos, causando hemorragia cerebral, que también es otra expresión del accidente cerebrovascular.

El estudio también reportó que los países de bajos y medianos ingresos se llevan la peor parte en este caso: se descubrió que la relación entre accidente cerebrovascular y polución era mucho más alta en estos lugares. ¿Por qué ocurre esto?

La respuesta es que los países de ingresos medios y bajos tienen una concentración de gases mucho más elevada que la de los países ricos. Ya informó de esto la Organización Mundial de la Salud quienes además aseguraron que alrededor de la mitad de la población urbana está expuesta a la contaminación del aire dos veces y medio por encima de los niveles que la propia OMS recomienda.

En nuestra región, las diez ciudades cuyo aire es menos puro son: Monterrey, Guadalajara y el Distrito Federal (México), Cochabamba (Bolivia), Santiago (Chile), Lima (Perú), Bogotá y Medellín (Colombia), Montevideo (Uruguay) y San Salvador (El Salvador), según Clean Air Institute.

La contaminación también está relacionada con la ansiedad.

Sabemos que una gran parte de la población mundial ha sufrido un derrame cerebral, de hecho, los datos disponibles indican que se dan 15 millones de casos anualmente de los que 6 millones acaban en muerte, sin embargo, ¿existe información sobre a cuantas personas afecta la ansiedad?

En América Latina, y según el profesor Benjamín Vicente, director del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Concepción de Chile, y colaborador de la OMS, actualmente la cifra de personas que padece ansiedad es de 20 millones.

Esta enfermedad mental es un desorden psiquiátrico que afecta a un 16% de la población a nivel mundial en algún momento de su vida; se estima que el 3.8% de la población de adultos mayores la sufre, y un 20% de los adolescentes tienen problemas mentales como éste o la depresión. Además, se la relaciona con un descenso de la productividad y con el aumento de riesgo de suicidio.

Ante un problema tan serio, investigadores de las universidades John Hopkins y Harvard han encontrado que existe también de nuevo una asociación entre la polución del aire y esta enfermedad. Durante su estudio se examinaron a más de 71.000 mujeres de edades comprendidas entre los 57 y los 85 años.

Los resultados mostraron que el 15% de las mujeres analizadas padecían fuertes síntomas de ansiedad y se encontró que la exposición a las partículas que están en suspensión en el aire de menos de 2,5 micras está altamente relacionada con este trastorno.

Otro resultado a tener en cuenta de esta investigación fue que las mujeres que vivían a una distancia de entre 50 y 200 metros de una carretera o vía principal, tenían muchas más posibilidades de tener esta enfermedad mental, que las que residían a más de 200 metros de la misma. Sin embargo, no había evidencia de la relación polución área-ansiedad entre las que vivían a menos de 50 metros.

Con estas pruebas, los autores del estudio creen que la exposición a las partículas del aire pueden provocar o empeorar los casos de ansiedad al causarestrés oxidative o deteriorar una patología ya existente.

Sin embargo, aunque los resultados de estas dos investigaciones no sean definitivos y puedan asegurar esa asociación con un alto grado de certidumbre, se estima que 7 millones de personas mueren cada año debido a la contaminación atmosférica. En las Américas le sucede a 227.000 personas: 131.000 que viven en países de bajos ingresos y 96.000 en países de altos ingresos.

¿Qué podemos hacer ante todo esto? Está claro que el cambio siempre debe empezar por uno mismo, que no es posible cambiar el mundo si uno no es el primero que da el paso para cambiar, para tomar conciencia y proteger esa "casa" de la que hablaba el Papa. Sin embargo, apuesto por un compromiso público, creo que nuestros gobernantes tienen que cumplir su papel de protectores del pueblo, y trazar unas políticas públicas que aboguen por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Ya no se trata solamente de cuidar el planeta, se trata de proteger nuestra salud, de protegernos a nosotros mismos.

¿Sabías que la contaminación podría causar derrames o ansiedad? ¿Qué medidas propondrías a tu Gobierno para que trazara políticas públicas de protección medioambiental? Cuéntanoslas, ¡queremos escucharlas! Esperamos tus comentarios en este blog. También puedes mencionarnos en Twitter en@BIDgente. ¡Síguenos!

Parte de la información sobre estas dos investigaciones fue publicada por el British Medical Journal

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por mencionar mi artículo en el blog. Me llena de alegría saber que te pareció de interés. La idea, era precisamente esa, difundir ese estudio que, aunque no aporte datos concluyentes, puede arrojar algunas respuestas.
    Un saludo,


    Carmen F.

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  2. Muchas gracias por mencionar mi artículo en el blog. Me llena de alegría saber que te pareció de interés. La idea, era precisamente esa, difundir ese estudio que, aunque no aporte datos concluyentes, puede arrojar algunas respuestas.
    Un saludo,


    Carmen F.

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